La extinción de especies urge más que el cambio climático y como tal, precisa de una actuación más rápida porque «lo que no se haga en las próximas dos décadas será inútil después”, dado que “la sexta extinción ya está en marcha», afirmó Gerardo Ceballos, catedrático de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En una entrevista con la agencia de noticias EFE, Ceballos aseguró que el cambio climático es muy grave pero es un problema más a largo plazo, sin embargo, la Tierra se encuentra «ya inmersa en la sexta extinción masiva de seres vivos provocada por el hombre», lo que acarreará la desaparición de numerosas especies y que alterarán las funciones biológicas de los ecosistemas.
«El humano erosiona el tejido ambiental que permite la vida en la tierra», afirma Ceballos.
Para el ecologista, las especies que se deberían haber perdido en los últimos 10.000 años lo hicieron en apenas cien, y lamenta «la rapidez con la que se pierden poblaciones».
Preocupado por el futuro de las especies, alerta de que los últimos estudios sobre extinciones arrojan cifras preocupantes: el 30% de los vertebrados están reduciendo sus poblaciones, alrededor de 177 mamíferos perdieron el 30% su hábitat y el 50% de animales que vivieron en la Tierra, desde sus orígenes hasta ahora, ha desaparecido.
A su juicio, de continuar esta tendencia, la humanidad será testigo de una «aniquilación biológica» y aunque es consciente de que utiliza una «expresión fuerte», afirma que sería poco ético, desde su papel como científico, no advertir a la población de la realidad que está ocurriendo.
Ceballos, recientemente galardonado con el Premio Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad en Latinoamérica, ha dedicado casi toda su vida a estudiar el jaguar, el felino más grande del continente americano y el tercero más grande del mundo.
Su presencia en los bosques marca la salud del ecosistema, porque «donde hay jaguares hay vida», y si se mantiene el jaguar se estará preservando el 60% de toda la biodiversidad de México.
Además, la reducción del impacto de algunas actividades, como la caza o el uso de pesticidas, afecta de manera positiva a la mayoría de las poblaciones de fauna, no sólo al jaguar, que se recuperan más fácilmente porque son muy resilientes.
Es importante mantener la biodiversidad por su propio valor y por el buen funcionamiento de la naturaleza porque la conservación biológica bien gestionada, puede ser un elemento económico sólido, concluye el especialista.